Huellas y letrinas de tejón "Meles meles"

 ¡Hola a todos! 

Hoy quiero hablaros de un habitante discreto de nuestros campos y bosques: el tejón europeo (Meles meles). Aunque su presencia suele pasar desapercibida, llevamos varias semanas sospechando de su presencia. Gracias a sus huellas y sus excrementos, aunque no lo hayamos visto, hemos conseguido desenmascarado.



Un vecino nocturno

El tejón es un animal de hábitos nocturnos, lo que significa que rara vez lo veremos durante el día. Con un cuerpo robusto, patas cortas y una cabeza alargada, puede medir entre 67 y 80 cm de longitud, más una cola de 13 a 18 cm. 

Su peso oscila entre 11 y 13 kg, aunque algunos ejemplares pueden llegar a los 15 kg. Su pelaje es grisáceo en el lomo, con vientre y patas casi negros, y una cabeza blanca adornada con dos franjas negras que cubren los ojos, dándole una apariencia inconfundible.

Los tejones son expertos excavadores y construyen complejas madrigueras subterráneas llamadas tejoneras. 

Estas tejoneras pueden tener múltiples entradas y galerías que se extienden varios metros bajo tierra. En ellas, los tejones viven en grupos familiares conocidos como clanes, que suelen estar formados por varios adultos y sus crías.

Tejón: dieta variada y excrementos

Aunque pertenecen a la familia de los mustélidos, como las nutrias y comadrejas, los tejones son omnívoros. Su dieta incluye lombrices de tierra, insectos, pequeños mamíferos, frutos y raíces. Esta variedad les permite adaptarse a diferentes entornos y estaciones del año.

Una curiosidad que fue clave para identificarlo, es que los tejones, hacen pequeños agujeros que usan como letrinas, para depositar sus excrementos y luego no las tapan. Estas letrinas pueden usarlas más de una vez y suelen estar en sus zonas de paso o cerca de la tejonera (1). 



No se a ti, pero a mi me encanta observar e intentar identificar todas las especies que me rodean, aún cuando no las veo. 

Así que la próxima vez que pasees por un parque o un bosque cercano, te invito a que tengas los ojos bien abiertos no solo a los animales o plantas, si no a sus otras formas de dejar rastro. Quizás descubras señales de que compartes tu entorno con vecinos esquivos que ni imaginabas.



Un saludo.


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